De acuerdo a las
lecturas realizadas en los diversos artículos y trabajos recomendados que
guardan relación con temas sobre liderazgo, se pueden apreciar coincidencias o
aproximaciones, en ciertos autores, sobre dos aspectos a mencionar: (a) la
literatura en materia de liderazgo es extensa, su comprensión es compleja y las
posturas son diversas; y (b) existe una necesidad en la sociedad, de líderes
con mayor visión ante las complejidades organizacionales.
Con respecto a la
primera, por ejemplo, Márquez (2009) reseña lo siguiente: “Los estudios y
avances sobre los diferentes tipos de liderazgos, parecen ser obsoletos ante la
avalancha tecnológica; conocimiento que un día se exaltó, como aspecto esencial
en la gerencia empresarial y que incluso, llegó a sopesarse como piedra angular
del desarrollo organizacional, lo cual ha dejado de ser tema de investigación.”(p.
37-38).
Según el
señalamiento anterior, se sugiere que las organizaciones presentan deficiencias
o ausencias de liderazgos en todos los ordenes; además, de que muchos de los
que tienen la responsabilidad de dirigir eficientemente una organización, han
sido miopes al no ir a la par de la tecnología por lo cual pierden
posicionamiento, sus organizaciones con respecto a otras. Y, en cuanto a la
literatura, además del campo de la investigación, ciertamente da la impresión
de que no hay mayor avance al respecto.
En referencia a la
segunda, el articulista Krygier (2000) expresa que “La crisis del liderazgo
mundial, sobre todo en Latinoamérica, no se debe a que los dirigentes no sean
los adecuados, sino a que no han cambiado su visión del mundo” (p.
14) y no saben como lograr sus objetivos en esta nueva era. En otras palabras,
el que ejerce el rol de líder debe comprender que el mundo ha cambiado, que su
papel de igual manera está sujeto a transformaciones y en consecuencia su
comportamiento debe cambiar también. Y, todos estos aspectos tienen que
aprenderse.
Por lo tanto, sí se
ha descrito que las organizaciones están en crisis de liderazgo, entonces, las
de carácter educativo tampoco escapan a esta situación. Hecho que coloca de
manifiesto la necesidad de abordar acerca de cuál es la tendencia de liderazgo
más apropiada para el sector educativo que le brinde mejoras y cambios que
posteriormente se traduzcan en calidad.
Al respecto,
Martínez (2009) planteaba que se trata de organizaciones que de forma análoga a
las instituciones no lucrativas o las prestadoras de servicios públicos,
tradicionalmente se han resistido a incorporar métodos y asimilar culturas de
eficiencia en la gestión de su personal y el alineamiento de éste con sus
estrategias, por ello, existe un predominio de liderazgo tradicionalmente
burócrata y autocrático.
En la gestión estilo burócrata, el líder manifiesta apego a las normas y
los formalismos. En este sentido, García (2006), señala que un gerente en
gestión burócrata florece en los servicios armados y en todos los niveles
gubernamentales, con frecuencia se le encuentra en compañías donde es difícil
medir el desempeño. En el ámbito de la gerencia educativa, este liderazgo es
efectivo en cuanto a que sigue las reglas de la organización, se conduce por
los canales adecuados, es detallista y acata las órdenes con toda precisión,
mantiene cierto aire de interés, aunque personalmente se involucra menos con
los problemas.
Sin embargo,
mientras que por un lado es confiable pues sigue las reglas, por otro produce
pocas ideas, no se esfuerza por la producción, mostrando una labor pobre en
cuanto al desarrollo de su personal. Cree que las relaciones sólidas y maduras
son difíciles de lograr, así como también, se opone a una planeación a largo
plazo.
En la misma
dirección, y como elemento central de esta situación, el personal directivo al
adoptar un estilo autocrático, practica una comunicación descendente,
relaciones interpersonales limitadas. Respecto a este liderazgo que ha
sido tradicional, el director se caracteriza porque asume toda la
responsabilidad de la toma de decisiones, inicia las acciones, dirige, motiva y
controla al personal; porque la decisión y la guía se centralizan en él,
considerando que solo hay competencia en sí mismo y es capaz de tomar las
decisiones importantes, sintiendo que el personal a su entorno es incapaz de
guiarse a sí mismos.
Con base en esta
situación, se requiere tomar decisiones efectivas y rápidas para generar un
proceso de cambio en las instituciones educativas, partiendo de paradigmas de
liderazgo, fundamentados en competencias gerenciales que asuman el trabajo
colectivo al proponer un liderazgo basado en el conocimiento y en trabajo en
equipo. Desde esta perspectiva, la formación del capital intelectual de las
instituciones respondería al enfoque de aprendizaje de organizaciones
inteligentes. A todo ello, Salazar (2006) expone que el sector educativo
requiere de un “nuevo liderazgo” que reúna toda una serie de características
que vayan más allá del liderazgo conservador clásico y que su implantación
mejore sustantivamente la calidad de la enseñanza en los centros educativos.
En consecuencia, y
según lo planteado en la lectura recomendada el liderazgo transformacional
invita a quienes ejercen el rol de líder en la organización a fortalecer dos
aspectos para garantizar un mayor éxito; el primero, tiene que ver con
incrementar el uso de la visión colectiva con el propósito de involucrar al
resto del personal en la formulación de las misión, metas y objetivos organizacionales
y, en segundo término, el líder tiene que hacer un mayor esfuerzo para crear
inspiración en sus seguidores. Finalmente, se puede señalar que el sistema
educativo venezolano, por lo menos desde el punto de vista teórico, se puede
considerar que se encuentra ante los requerimientos de un enfoque de liderazgo
transformacional.
Fuente:http://artdoctoradogerencia.blogspot.com/2011/10/analisis-critico-liderazgo-traves-de-la.html
hay que destacar que el liderazgo transformacional esta a la vanguardia en tendencias de lideazgo, esto porque asume el ser lider como pieza fundamental en las organizaciones
ResponderEliminarsaludos en la distancia yexis! Interesante abordaje del ámbito educativo, donde el facilitador es un guía, un líder, actualmente las sociedades claman por facilitadores-lideres que orienten por buen camino el fortalecimiento del capital humano con más investigación, que propicien desde el aula la producción de conocimientos, que estimulen a los estudiantes desde sus inicios a buscar constantemente su profesionalización con enfoque local y al mismo tiempo con alcance global.
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